martes, 27 de mayo de 2014

Citricona 2014

http://www.citricona.org/

Estos días anduve en algunas de las actividades organizadas para la Citricona 2014 una actividad alrededor del mundo de la bici que se celebra a nivel mundial y cada vez en un sitio.

Este año tocaba aquí en Valencia, supongo que de ahí lo de Citricona a la Masa Crítica Interplanetaria en Valencia, al menos el sábado se juntó una buena cantidad de gente con sus bicis pero no así de medios de comunicación, prácticamente nadie o los mínimos posibles. De hecho, poca repercusión ha tenido en los medios.

Debo reconocer que a pesar de no haber estado balizado el recorrido del sábado por las avenidas y calles de Valencia, el transcurrir fue sin demasiados problemas, en general los conductores de coches, taxis y autobuses se comportaron muy adecuadamente y la Policía Local al menos, ya que no intervino en nada, tampoco nos impidió el paso.

Leyendo las crónicas de las actividades y escuchando a unos y a otros ha merecido la pena, pero vi, tanto el sábado como el domingo mucha gente en bici que debía de haber participado. Da la sensación de que no iba con ellos y se equivocan de todas todas. Esto va con todos. Colectivos como estos son los que consiguen alternativas al tráfico, carriles bici y espacios por donde moverse, tanto para ir al trabajo como para hacer deporte, dar una vuelta dominguera o marcarse un viaje de los de no olvidar en la vida.

Ir en bici es especial... eso lo sabemos todos los que vamos en bici. Pero convertirlo en un gesto cotidiano sí es cosa de todos y hacerlo más seguro también.

Espero que a las Masas Críticas de los primeros viernes de mes, que sale desde la plaza de la Virgen de los Desamparados a eso de las ocho de la tarde, el personal se acostumbre a ir. Los gobernantes deben notar de verdad que algo está cambiando, que hay gente que quiere ver las cosas diferentes, con más calma, con mayor limpieza, sin tanto consumo bobo.

Y de paso... que no sólo nos vean los gobernantes... mejor también si lo hacen los medios de comunicación de manera que no se entienda la bici como una anécdota graciosa y medioambiental, sino un hecho normal y sencillo como la vida misma.

lunes, 26 de mayo de 2014

Mi primera ruta cicloturista: La Via Verde Ojos Negros

He tenido una experiencia personal grata, muy grata y que ya he ido compartiendo con mis amigos del foro de Rodadas.net. Estaba como es normal (vía mensaje) bastante fraccionada la crónica de este asunto, mi primera experiencia cicloturística (La Vía Verde Ojos Negros). Le he dado un poco más a la tecla y estirado el tiempo y la he recopilado (más o menos) toda junta.

Está en formato pdf, para que el que quiera y tenga ganas se la pueda bajar (o imprimir incluso), para leerla con la calma que yo me he tomado en escribirla.


A los que me habéis seguido, ayudado y soportado... muchas gracias por todo, con el deseo de que no sea la última (que no lo será).

Vuelta a la Albufera de Valencia


Este sábado pasado tuve una nueva y grata experiencia cicloturista. Apenas 76 kilómetros en una mañana, entre campos inundados a la espera de la semilla del arroz, pinos y arena en la Dehesa de El Saler, alumerzo en El Palmar y sobre todo la sensación grata de estar en buena compañía.

Además aprendí a subir cuestas sin desfallecer, aprendí a ir más poco a poco cuando es necesario y recordé lejanos años de pedaleo solitario que creía olvidados.

Reconocí aquel vientecillo tan viejo como los años pasados, advertí de nuevo los olores que pensaba formaban parte del sueño literaturizado. Fué un ir y venir... tan sólo eso, un ir y venir, que quizás no sea tan difícil de entender... un ir... un venir... y ya estar en casa... de nuevo.

En alguna parte debo tener el texto en pdf que redacté de aquel día... prometo buscarlo.

Rodando por Francia 1ª etapa


16 de julio de 2011
Irún – Capbretón 74,93 km.

11:00 -Descanso un rato tomando una Coca-Cola en un chiringuito a la entrada de Biarritz por la playa, con la lata en la mano me pongo a la sombra de un retorcido arbolillo. Abajo en la playa suena una voz por altavoz, parece una competición de surf a juzgar por la cantidad de gente que se acerca a la playa provista de tablas de todos los tamaños y colores.

La rodada no está resultando tan facilona como pensaba. Un continuo sube y baja por una carretera de costa atestada de coches en esta mañana de sábado de julio. Pero reconozco que la suave y tamizada sombra de este arbolito y la brisa marina en este banco de listones de madera pintados de verde me ha reconfortado bastante.

12:35 Desde que salí de Biarritz la cosa ha mejorado, mucho más llano y bastante carril bici paralelo a la carretera. Seguramente si hubiera tenido el mapita de las pistas ciclables de Aquitania que conseguí después, hubiera podido ahorrarme algo más de carretera.

Acabo de llegar a Bayonne está lleno de turistas. Me gusta esta ciudad, su catedral y claustro que me limito a mirar por desde fuera a través de una puerta cerrada con una cancela de gruesos barrotes metálicos. Me siento en unos escalones de piedra en un lateral de la catedral. El tiempo está bastante nublado ahora, pero alrededor de la catedral hay muchos tenderetes de artistas exponiendo su obra para vender, alguno haciendo retratos en vivo. En general están supertranquilos, por lo que intuyo que no lloverá, al menos de forma inminente, aunque yo no apostaría por ello.

El bus que circula por aquí es enano, de color naranja y eléctrico, pasa bastantes veces por delante de mí y casi siempre va con pocos viajeros.

La gente le hace fotos a mi bici, algún guasón pregunta si es eléctrica, esto mismo me lo preguntarán bastantes veces a lo largo del viaje. Supongo que se asombran de verla tan pequeña y a la vez tan cargada.

14:30 Llego a Capbretón, lo primero que hago es tomarme un café con leche y una barrita en el Café de la Gare, supercolorido, algo extraño y aparentemente superbarato lugar para comer que atienden dos mujeres muy atentas. El café con leche 1,50 y debo responder una vez más que no es una bici eléctrica, que es una plegable y que venimos los dos al chino chano desde Irún, se asombra la camarera de mi respuesta y la verdad, yo también me asombro y eso mismo me hace sentir un poco héroe.
Pregunto por alojamiento, la señora no lo tiene muy claro. Fumo un poco, aclaro las ideas, igual sigo un poco más adelante que aún es bastante temprano. Decido finalmente que para hoy ya está bien, que me quedo en este sitio.
Me cuesta Dios y ayuda encontrar alojamiento, pregunto, persigo las indicaciones de la Oficina de Turismo, cuando la encuentro estaba cerrada todavía. Una vez abren pregunto, hoteles ocupados, solo libres algunos de precios desorbitados, pregunto por camping, me señala tres, pero con bastante mala traza porque me cuesta mucho de encontrar al menos uno, pregunto varias veces hasta que el final un amable francés me dice que está ahí mismo y además era verdad, justo a la vuelta de la esquina estaba el camping.
Definitivamente me alojo en el camping municipal La Civelle, 21 euros con 20 céntimos. Muy amable la gente del camping, tienen mucha paciencia conmigo. Monto la tienda en una amplia parcela para mí solo, pero a pesar de la amplitud, monto la tienda junto al seto, por aquello de apoyar sobre él la bici y no sentirme solo en medio de tanto espacio. Me ducho, hago colada y a tomar una cañita de 2 euros con 20 céntimos, pero me la tomo muy a gusto. En este camping tienen un área de servicios bastante cutre pero eficaz que es lo que cuenta. No tienen wifi ni Internet ni nada, pongo una nota en el hilo de Rodadas con el móvil, especialmente para que los colegas sepan dónde estoy y que estoy bien.
Dado que estuve toda la noche sin dormir viniendo en el bus y todo seguido ponerme a rodar hasta aquí, me vendrán de perlas estos horarios tan desbaratados de los europeos estos. Cenaré pronto, pero que muy pronto y me acostaré en seguida, de paso procuraré madrugar mucho mañana, que muy a mi pesar soy de poco madrugar, sé que así el día cunde más. Voy ya al mini centro comercial del camping a cenar un poquito (mal y a precio de alta cocina, a juzgar por lo que he visto en la pizarra). En cualquier caso, seguro que todo habrá valido más de lo que cuesta, espero seguir pensado así hasta el final del viaje.

En otra cosa que tampoco he acertado ha sido e la elección de los tracks de esta zona de Aquitania. La persona de quien me lo descargué del Wikiloc, hizo más carretera que camino y pistas ciclables. La dichosa carretera costera, en este sábado central de julio era un hervidero de coches, eso sí, todos muy respetuosos, no he tenido ni el menor sobresalto.
El camping está repleto, como casi todos los que me encontraré en el viaje, muchos campistas habituales pero también muchos jóvenes en pandillas. Un numeroso grupo de ellos están en algún tipo de festival de surf, hay muchas tablas alrededor del campamento que tienen perfectamente organizado. Pensé mientras cenaban que con tanta algarabía igual la noche resultaba algo movidita, pero no fue así, en realidad hubo bastante tranquilidad a pesar de que la gente no se acostó tan temprano como yo preveía.
Dentro de la tienda ya noto repiquetear las primeras gotas del viaje, al principio es un sonido tenue y lento, poco a poco se acrecienta y es mi primera experiencia de tienda de campaña bajo la lluvia, no porque nunca antes había llovido en mi vida, sino porque apenas esta era la tercera vez que montaba una tienda de campaña. Mientras oigo la lluvia y me asombro de que no entre ni gota dentro, repaso un poco el día y lo que más me viene a la cabeza era un mal recuerdo de un episodio ocurrido esta misma noche en el bus de Valencia-Irún, la Guardia Civil nos desvió a un área de servicio, subió y se llevó al chico que viajaba a mi lado. El guardia civil vino, se dirigió a él muy educado preguntando si era el sr… el chico asintió. Acompañeme por favor. Y sin resistencia ni palabra alguna, el muchacho se bajó del autobús, sacaron del maletero su bolsa de viaje y subió al coche patrulla. El autobús siguió su marcha hacia la autopista, una mujer del otro lado del pasillo que ya estaba en el bus cuando yo subí en Valencia me susurra… “un menor que se había fugado de casa…” Se me queda mal cuerpo, pensé en el sufrimiento de los padres y en el propio sufrimiento del chico para tener que fugarse de casa… Me quedé triste, de la misma manera que me quedo triste ahora cuando recapitulo.

Las fotos de la jornada:

Rodando por Francia 2ª etapa


17 de julio de 2011
Capbretón –  St. Julien en Born 63,94 km

13:45 Al final me decidí a salir después de estar lloviendo toda la noche y hasta casi las diez de la mañana. Salí a las 11. Recogí el campamento y saliendo de Capbretón volvió a llover acompañado además de un fuerte viento marinero. Me refugio en el alero de un mini centro comercial de la playa. Para y sigo rodando primero callejeando por urbanizaciones de veraneo (supongo) hasta encontrar la pista ciclable (exactamente un carril bici)  pasando por un lago a la salida de la ciudad.
El dicho lago es bastante grande, en la orilla paralela a la playa hay muchas construcciones de chalets, incluso pequeños embarcaderos, en la parte contraria que es por la que circulo, de vez en cuando hay tramos de paseo, tramos de dunas asilvestradas y lo quye es mejor (para mí) de vez en cuando algún chiringuito con bastante poca clientela. En uno de ellos, creo que era el último ya,  me tomo un cortado. Pregunto por la Vía Verde que quiero tomar y que me consta que pasa por allí. En el chiringuito no tienen ni idea y a algunas personas que van en bici también les pregunto, pero se quedan asombrados, no tienen ni idea.

Al final siguiendo por el mismo carril bici paralelo siempre a la carretera  la encuentro, justo lo mismo que le debió pasar al del track que estoy siguiendo, porque ahora si voy sobre la línea de puntos. La vía es preciosa y muy cómoda a pesar del mal tiempo y el viento que arrecia.
Llovizna ahora un poco, luego jarrea durante unos minutos y a pesar de eso la rodada es rápida y cómoda. Pasando por Vieux Bocuau paro a la entrada de un camping, hay un bar y tienda. Como un plato combinado de dimensiones extra, cerveza y cortado (total14,40 euros) En el momentito del cortado escribo en el editor de notas del móvil estas notas.

El tiempo sigue desapacible, llovizna a ratos y el viento sopla con rachas algo fuertes. Por la vía verde y después por carreteras bastante tranquilas aunque sin arcén me propongo llegar hasta Mimizan y buscar un camping de los muchos que debe haber por allí.
Voy algo cansado por el viento y cuando aún me faltan unos 30 km me paro en una terracita de bar en Vielle St. Girons a tomar una Coca-Cola bien fresca.
Poco más adelante paso por un cementerio en  el que me encuentro una cosa curiosa: he visto higueras creciendo sobre muros y también  muchas clases de plantas viviendo en cornisas pero jamás vi un pino creciendo en lo alto de un contrafuerte esquinero de la capilla del cementerio poco antes de Lit et Mixte. En esta ciudad están en fiestas, tienen una iglesia grandiosa y había bastante ambiente turístico y un monumento a los soldados caídos en la liberación de Francia (bueno monumentos a héroes, mártires y soldados caídos abundan por todas partes).

Sigo, voy ya algo cansado. Pasando por St. Julien en Born pregunto a una policía municipal sobre camping en el pueblo, me indica que aqhí mismo, siguiendo la carretera hay uno, el camping municipal La Passarelle, no me resisto y entro, arrecia demasiado fuerte el viento, me quedo aquí. Montar la tienda con semejante vendaval es todo un poema, pero lo consigo. Ducha y colada que tiendo para que se seque con el viento en unos hilos atados del manillar de la bici. Pero mi gozo en un pozo, aún no ha anochecido y acaba de caer una tromba de agua imponente, ya no salgo de la tienda a recogerla, mañana ya se secará atada sobre los bártulos (ingenuo de mí que pensaba que esto de la lluvia iba a ser algo pasajero).
A ratos desaparece el viento y queda una paz y un sosiego encantadores, pero hace frío y tengo miedo a resfriarme, que hoy, sin  contar la ducha reparadora ya me he mojado varias veces. Mañana hacia Arcachón y si es posible hasta Burdeos, aunque bien podría empezar el Canal sin pasar por la gran ciudad, ya veremos, si eso mañana me lo pienso.

Rodando por Francia 3ª etapa

18 de julio de 2011 
St. Julien En Born – Biscarrosse  81,29 km.


Volvió a llover gran parte de la noche con algo de viento escandaloso al menos desde dentro de la tienda. Llueve a las siete de la mañana, remoloneo pues un poco y a eso de las nueve levanto el campamento. Antes de emprender la rodada me dejo atracar por un bandolero sin trabuco, que por un café con leche y una rebanada de pan si tostar, ni mermelada ni nada me cobra cuatro cuarenta.

Desde que salgo de St Julien en Born, todo son pistas ciclables entre bosques instalados sobre las dunas de arena, como seguirá toda la ruta hasta Mimizan Plage en donde para a comer.

Mientras como diluvia y para alternativamente pero no deja de chispear, no tiene buena pinta la cosa del tiempo para esta tarde. Mimizan Plage está abarrotada de chiringuitos y puestos de venta de recuerdos y artículos de playa y también repleta de turistas y veraneantes que desaparecen casi por completo en el momento de más lluvia para reaparecer como por arte de magia en el mismo instante que decrece la intensidad de la lluvia.

No encuentro la pista ciclable que debería seguir y me aventuro por sentido común y por supuesto, definitivamente abandono seguir el track que tengo, este tío siempre fue por carretera. Ahora voy por pura orientación y preguntado de vez en cuando.

En la Oficina de Turismo de Mimizan Plage me han dado un mapita muy chulo sobre las pistas ciclables en Aquitania y además está en español. El mapa es parco  pero será suficiente creo.

Unas veces coincido con el track, otras porque voy siempre buscando las pistas ciclables que no son siempre fáciles de encontrar, el track se aleja. El paisaje es casi siempre el mismo, foret y más foret, unos recién plantados, otros adultos y copiosos y con frecuencia montones de troncos troceados. Le foret c'est la vie, rezan bastantes carteles.

Paro a tomar la Coca-Cola de media tarde en un pequeño bar que se llama Don Pablo que está en un cruce de la carretera pasando por Ste. Eulalie en Born. Lo regenta una mujer mejicana, por fin puedo conversar 15 min de manera fluida en español.

Sigo hasta Biscarrosse por pistas ciclables, busco la playa para quedarme en un camping, pero tomo una pista ciclable que en lugar de playa me lleva hasta un gran lago con embarcadero y todo, l’Etange de Cazaux et de Sanguinet. Ya es algo tarde, Biscarrosse Plage queda algo lejos y me alojo en un camping allí mismo junto al lago. Es el camping Campeole, es muy grande y muy caro (el más caro de todo el viaje y el menos recomendable desde mi punto de vista). No tienen tienda supermercado, tan solo un bar tipo chiringuito donde hacen lo mismo que en todas parte, pizza y algún sándwich. Me quedo, qué remedio. Monto la tienda, uno del personal del camping me informa que se esperan vientos de 105 km hora y no se equivocó mucho. Ahora casi a las 11 de la noche sopla vendaval y llueve, como todas las noches para no variar. Hay mucho silencio en este camping, sólo se oyen las gotas de lluvia repiquetear en el techo de la tienda y el viento en las copas de los pinos y bandeando la tienda.
Las fotos de la 3ª Etapa

Rodando por Francia 4ª etapa

19 de julio de 2011
Biscarrosse – Le Teich  65 km.

12:49 Estoy en un chiringuito muy fashion en medio de la nada, bueno, apenas a unos kilómetros de la Duna de Pilat, donde me tomo una Coca-cola y un cortado y cómo no, arrecia el temporal.

La noche en el camping del lago de Biscarrosse ha sido dura, tal y como me indicó ayer tarde el personal del camping, por la noche hubo vientos huracanados y llovió a manta, casi sin parar, no entró agua en la tienda pero a mi alrededor chapoteaba las gotas de lluvia que parecía estar justo en medio du Lac.
No ha parado de llover hasta las nueve de la mañana, he aprovechado un claro para desmontar el campamento; la tienda y la rafia, todo lleno de arena.

Desayuno café con leche (2,80) y salgo bordeando el lago siguiendo la pista ciclable, que me ha hecho dar una vuelta completa al inmenso lago, si hubiera ido por carretera hubiera llegado aquí mucho antes, pero no me arrepiento, ha sido un gustazo la rodada aunque tenía algún tramo empinado.
Hoy imposible sacarse el equipo de lluvia, cuando arrecia el temporal no da tiempo a nada.

Parece mentira pero aquí no tengo cobertura en el móvil, ¿pero no era Francia la capital espacial de Europa? Pues se ve que el satélite anda hoy sin pilas.

Ayer se me rompió la riñonera que me compré de los chinos, era de esperar. La sustituyo por una mochila de treking que llevaba en la alforja, pero no es lo mismo, tengo que solucionar rápidamente este asunto de la bolsa de manillar impermeable para la NANA

Definitivamente estoy en la Dune du Pilat, aquí parece que esté toda Francia a pesar del mal tiempo que está haciendo. Hay muchos tenderetes de souvenires, de burguers y por supuesto pizza. Aparco la bici, pero no me decido a subir a la duna, estoy algo cansado de viento y de lluvia.
Son las 14:47, tomo la decisión ya de alejare del mar rabioso y de su permanente viento y aunque desando unos pocos kilómetros me decido ya por empezar el track que tengo que me acercará al Canal.

Bueno, conste que lo intenté, tomé el track que me bajé del Wikiloc y al principio genial, pero después de unos 20 kilómetros bonitos me encuentro con una pista de arena que calculo tendrá unos ocho kilómetros, después de los cien primeros metros, las ruedas se traban demasiado, sigue lloviendo y tengo miedo de quedarme en medio de ninguna parte y sin nada para, cenar y el móvil sin mucha batería que digamos. Medito un poco mientras enciendo la pipa.
Decisión, salir de la dichosa pista y buscar una alternativa mejor. La única posible a la vista del mapa es volver a subir hacia arriba, hacia la bahía de Arcachón. Allá que voy elegantemente vestido con el traje de lluvia y la propia lluvia que me está tomando una querencia ya preocupante.

Son ya las seis de la tarde, si no hubiera tomado la alternativa anterior a estas horas podría estar ya en Arcachon y disfrutar de la que intuyo debe ser una bonita ciudad, pero no, es muy tarde, llueve y a duras penas llego a Le Teich. Justo pasando por la puerta de la casita de la Policía Municipal, arrecia la lluvia que da miedo, me refugio en el mini porche de los polis y cuando para, entro preguntar por algún camping.

Me indica que el único que hay es el Her Helena, pero que tengo que desandar unos dos kilómetros y la carreterita tiene un tráfico de narices.
Allá que me voy, el camping está bastante bien, parcela con electricidad incluida 21 euros, mucho mejor, que el de ayer que se las daba de alto estanding. ¡Que va... de eso nada! Este es mucho mejor, tranquilo, recogido y con fiesta latina incluida a juzgar por la música que ponen en la megafonía del bar. Espero que la fiesta no dure mucho, aunque están asando un bicho entero e igual les cuesta mucho, de digerir. ¿Quien dijo que los, franceses cenan pronto? Pues estos deben de estar un poco cruzados con español, porque son las 8:33 y aún le están dando vueltas al bicho que ya huele a chamusquina, yo por si acaso me he metido  entre pecho y espalda una montaña de patatas fritas con ensalada y un Croque Monsieur.

¿Y mañana? Pues no tengo ni idea, si la lluvia me permitiera salir antes intentaré llegar cerca de Burdeos para coger el canal, claro, todo depende de esta dichosa lluvia a la que no me acabo de acostumbrar y en especial en los momentos de montar y desmontar el campamento.

Creo que con cada viaje, por corto que sea, siempre aprendo cosas nuevas, a veces no me doy casi ni cuenta de ello hasta pasado algún tiempo. De momento en este ya he aprendido que el peso no importa, lo que verdaderamente hay que tener en cuenta es una buena organización de los materiales, cada cosa en su sitio y a poder ser siempre en el mismo orden.

Otra cosa es que esta tienda a pesar de ser de dos plazas es algo pequeña, o especialmente baja. Para dormir vale, pero para estar mucho tiempo dentro, como me está obligando en este viaje la lluvia, pues como que no. Qué menos que poder estar sentado en el taburete. De tanto rato sentado o recostado, se me cansan  las cervicales, me entran calambres en las piernas, un quilo más bien vale medio metro de altura y un metrito de avance no estaría mal para dejar zapatos, alforjas o cualquier otra cosa que ayudara a estar más holgado.

Creo que el acumulador que se carga con la dinamo de buje ayudaría a no estar tan pendiente de buscar enchufes donde cargar el móvil o las pilas del GPS .

Y en especial, la lección más aprendida es que aún no he aprendido a preparar rutas, estas que estoy utilizando  no son  mías, sino bajados de internet y lo dicho no hay que fiarse un pelo. Mañana creo que ya pararé cerca del Canal y probaré el track orientativo que me pasó Sargantana, a ver si me va mejor la cosa que con los usados hasta ahora.

Las fotos de la 4ª Etapa.

Rodando por Francia 5ª Etapa

20 de Julio de 2011
 Le Teich – Bazas   94,86 km. 

11:48 sentado al borde de la pista ciclable Míos-Bazas (una pasada de vía verde), acabo de comerme un par de bollitos que compré en un Ldl esta mañana en Biganos-Facture.

Esta noche pasada también ha llovido, para no ser menos, pero a pesar de la fiesta latina que tenían montada he dormido bien.
Por la mañana he remoloneado un poquito. Se atisbaban unos rayitos de sol alegres y esperanzadores. Baño, desayuno café con leche y croissant, curioso, pero me han servido directamente el croissant en la mano, de mano en mano y por cierto en la cafetería y en la zona de juegos fumaba todo el mundo, ya no somos solamente los españoles cochinotes... Jeje.
Salí del camping Her Helena en Le Teich sobre las nueve y directo hasta Bíganos, primero carretera pero luego ya pista ciclable paralela a los coches.

Al pasar el túnel de las vías del tren antes de la estación, se toma ya esta maravillosa pista que en realidad es la Vía Verde Mios – Bazas, por la que por cierto apenas me cruzo con casi nadie.

Tras pasar Hostens y tomar un café con  leche en una coqueta cafetería, en la que el dueño como chapurrea algo español y yo chapurreo en general, mantengo una grata conversación sobre la crisis. Él conoce Gandía, Javea, Valencia, el Mongó.

Al salir de Hostens vuelve a hacer acto de presencia la lluvia con algo de vientecillo, me refugio de ella un rato en la antigua estación de Le Chemin de Fer de Tuzan.

Apenas para un poquito y emprendo la marcha y así una y otra vez. Deben faltarme apenas 18 kilómetros para Bazas y empiezo a desesperarme, para colmo algo en el sillín no me hace ir cómodo, arrecia más aún la lluvia estoy mojado por fuera y especialmente por dentro por todo lo qu eme hace sudar el traje de lluvia. Me despisto a la entrada por un polígono industrial y jamás me alegré tanto de ver un cartel como cuando vi la señal de Centre Ville.

No hace tiempo de camping, tampoco encuentro ninguno que se anuncie. Entro por fin en la ciudad, encuentro una residencia que publicita cama para el Camino de Santiago pero nadie atiende a mis llamadas de bonjour en la recepción. Definitivamente me voy y tomo dirección del centro más centro, la plaza donde está el Mairie, la oficina de turismo y una súper iglesia bastante grande por cierto y gris como casi todos los edificios antiguos de esta zona.

En la plaza de la Catedral (que así se llama de verdad la plaza) también estaban la  Mairie y la Oficina de Turismo, pero todo cerrado, son ya las seis y media de la tarde. La plaza está desierta y me encuentro una bendita fumadora ejerciendo de ello a la puerta de una tienda taller de restauración de muebles y objetos de arte y decoración en general. Le pregunto por si sabe de algún lugar para dormir, camping, hotel o lo que sea,  sale el marido que chapurrea  también bastante español  como ella (estuvieron la semana pasada en Roses), hablan entre ellos en francés, ella hace algunas llamadas, pero no hay suerte. Mi cara de seolación debió ser un poema, porque el marido no tarda en decirme que en su casa tienen una cama libre ,que si no me importa quedarme en su casa. ¿Importarme? ¡Todo lo contrario, si estoy exhausto, mojado y a medio camino ya de la desesperación absoluta! Encantado y emocionado de encontrarme ángeles custodios. Y allá que nos vamos con la bici en el remolque de una furgoneta, porque viven a un kilómetro y pico de la ciudad, en plena naturaleza, ciertamente un lugar aislado, mucho.

El sitio es perfecto, la cena buena y la conversación a base de chapurreo internacional resulta fluida y familiar. Por si se me olvida y para agradecerles tamaña hospitalidad os diré que él, se llama Etienne y ella Melissa.

La cena y la sobremesa se hace con un  vino de El Penedés que se trajeron del viaje de la pasada semana y una copita de un licor primo hermano del coñac que ellos llaman Armanyac. Yo como no soy de mucho beber ni entendedor de bebercios en general solo diré que estaba bien el Armanyac este, que seguramente estará muy bueno porque es de elaboración familiar y la botella es de 1965.

Bueno pues nada, la conversación se ha alargado, es la una de la madrugada cuando nos retiramos a descansar. La verdad es que dormí muy a gusto.  La habitación, como el resto de la casa muy confortable y acogedora. Llueve un poquito afuera, pero esta vez las gotas se quedan mudas en lo alto del techo de tejas. La Nana está fuera pero también cobijada bajo techo, será la primera y la última vez que durmamos ambos tan a buen recaudo en todo el viaje. Me siento cómodo y agradecido, pienso en Etienne y en Melissa pero pronto me vence el sueño. Duermo feliz.

Rodando por Francia 6ª Etapa

21 de julio de 2011
Bazas – Le Mas d’Angenais  65,04 km.



Bazas es una pequeña gran ciudad con bastantes rincones que ver: una catedral grandiosa, un patio jardín precioso, un museo interesante y otro museo de farmacia que dicen resulta muy recomendable de visitar. Apenas vi nada, aparte de la plaza de la Plaza de la Catedral. Francamente mis hospitaleros no madrugaron mucho y a mí me vino de perlas.

El día salió soleado como hacía ya varios días que no ocurría; aproveche para apretar el tornillo que une el sillín con la tija que no se por qué razón se aflojó el día anterior y Etienne me llevó a presentarme a su hermana que vivía en la misma plaza de la Catedral y que el año anterior había hecho el Canal des Deux Mers por si me podía ofrecer algún consejo o información interesante. Quiso incluso darme su carte del año anterior en la que tenía incluso anotaciones personales, pero reusé el ofrecimiento por ese mismo motivo, pensé que para ella sería un bonito recuerdo conservarla, le dije que ya me pedía una en la oficina de turismo que estaba justo en el edificio de al lado. En cambio sí que le acepté un café sólo.


Monté la bicicleta con bastante público, el matrimonio salvador, la hermana y algún curioso que pasaba. Foto recuerdo que nos sacó la hermana de Etienne y foto que le hice yo a un triciclo de carga en miniatura que tienen como reclamo decoración a la puerta de la tienda. Etienne insistía en que “funciona y todo eh”. Seguro que funcionaría. Melissa antes de despedirnos me enseñó el atelier. Qué bonito, un paraíso para los que nos gusta el arte y la historia. Intercambio de direcciones de correo electrónico y despedida.

Salgo de Bazas y tomo dirección Cazats por una carreterilla muy tranquila por la que apenas pasan algunos coches. Aquí ya no hay plantaciones de pinos, la silvicultura acabó justo al otro lado de Bazas, aquí ya son cultivos extensivos de girasoles especialmente, algunas viñas y pasto con unas vacas lustrosas.




Me encuentro con una señal del Camino de Santiago, aún luce un poquito el sol y me paro a sacarle una foto a la señal. Durante unos segundos pasan por mi mente gratos recuerdos siguiendo esta misma señal y más gratos aún de cuando di con la última.

Para no variar, el sol no duró nada y una marquesina de parada de bus me sirvió de refugio y comedor, porque ambas lluvia y hambre me acuciaron con fuerza al mismo tiempo. Comí algunos bollitos que me quedaban del día anterior, un par de barritas de cereales con ciruela, unas caladitas a la pipa y el tiempo no mejoro mucho… bajo una fina llovizna a la que ya vengo acostumbrado retomo el camino.

13:08 Llego a Castets en Dorthe, por fin, ya estoy en el Canal del Garona, El Canal des Deux Mers, según reza en el mapita que tengo de las pistas ciclables de Aquitania. Me tomo un café con leche en el Cercle La Concorde un bar situado en  un  antiguo casino y cuya decoración interior es inenarrable: instrumentos musicales, un bombo como mesita,  en el techo infinidad de lámparas de todo tiempo y estilo, las paredes repletas de todo. El café con leche, dos cuarenta. Me siento a la puerta a tomármelo en unas sillas de plástico que había situadas sobre la acera (bastante alta por cierto), apenas pasa nadie por la calle. En frente la iglesia y unos nubarrones muy negros que no me gustan un  pelo.

Me doy una vueltecilla rápida por la ciudad, francamente pequeña como la mayoría de las que he pasado, no me paro más, amenaza tormenta y bajo la empinada cuesta de acceso a la villa, justo donde está el inicio del canal, procuro hacer alguna foto que inmortalice el inicio de esta maravilla de la ingeniería. Pero son pocas fotos y apresuradas, la lluvia cada vez es menos intermitente y para mi gusto excesivamente impertinente.

El tiempo respeta algo, vaya al menos no diluvia y llego a las 14:08 a  la Base de loisirs de Fontet. Tiene amplias instalaciones y muchos barcos, pero no hay un alma. Solo dos marineros sin clientes y una chica francesa que me sirve un croque Monsieur y una cerveza Kronenbourg, vaya la más abundante por aquí. Aún no he visto navegar ningún barco ni el funcionamiento de ninguna de las tres esclusas por las que he pasado.

El tiempo no acompaña es verdad, pero la pista está muy bien pavimentada y se rueda de maravilla sobre ella.

Me acerco hasta Le Mas d’Angenais, tiene una dura y empinada cuesta para entrar a la ville, pero merece la pena, con una iglesia tranquila y un cuadro de Rembrandt que para mi disgusto, no está en la iglesia porque está en una exposición en el Louvre.

Me cuesta mucho localizar la oficina de turismo a pesar de que en todo momento la tuve delante de mis narices y es que en Le Mas d’Angenais no se la conoce por tal sino por “Syndicat d’Initiative”. Por fín y una vez más por pura intuición y viendo en el escaparate algunos folletos turísticos entro en esta bonita oficina donde, efectivamente se hacvía las veces de Oficina de Promoción y Turismo de la zona. Me atiende con suma paciencia por mi desastroso chapurreo del francés una amabilísima señorita. Me informa que allí mismo hay un camping municipal muy chiquitito pero que está muy bien, (es en realidad una parte del parque de la muralla, no hay puertas, no hay barreras pero si hay mucha tranquilidad, solo dos caravanas, baño y ducha limpios). Esta misma señorita me dará mi primer mapa del Canal del Garona dado que se me olvidó pedirlo en la Oficina de Turismo de Bazas.

El camping ciertamente está en la misma ciudad, en una esquina del parque con un trozo de muralla desde el que se divisa una perpectiva preciosa del canal y del río atravesados por un esbelto puente. Monto la tienda, hago colada de varios días y me vengo a la plaza que tiene un cubierto de madera muy chulo, mato un poco el rato haciéndole algunas fotos a los viejos maderos y a las macetas que de ellos cuelgan antes de cenar.

La cena la hago en el único bar de la plaza, justo el mismo donde tomé la coca-cola nada más subir la cuesta. Atiende un francés que chapurrea divinamente el español, simpático y servicial que me prepara una pizza cuatro estaciones de campeonato, que todo sea dicho de paso no tardo nada en devorar.

Mientras esperaba para la cena pasó una pareja de ciclistas de alforjas, resultaron ser de Vizcaya, veo que buscan alojamiento y les indico mi maravilloso descubrimiento del camping municipal y allá que se van. Luego nos vemos en el mismo bar cenando y en el camping antes de acostarnos estuvimos un rato de charreta, sin duda ellos son viajeros más experimentados que yo. No conocían el foro de Rodadas.net, les digo que es un lugar ideal para quedarse cibernéticamente hablando, se lo apuntan y me quedo con la esperanza de haber conseguido dos compañeros para el foro.

Rodando por Francia 7ª Etapa

22 de julio de 2011
Le Mas d’Angenais – Valence d’Agen 78,95 km.


Para no variar el día amanece regular de tiempo aunque se ven algunos claros que de vez en cuando me harán pensar que por veré el sol, por el día el cielo azul y por las noches la estrellas, pero en general ya sé que no debo confiarme y así acabó sucediendo la cosa, claros y llovizna de vez en cuando hasta acabar diluviando a la noche.

En una de las paraditas al borde del canal intento sacarme una autofoto, será una de las últimas fotos del día con la cámara, porque ésta está ya sin batería, las pocasd que haga durante el día serán con el móvil cuando me acuerde de que con él también se pueden hacer fotos.

Hoy me he encontrado el primer puente del canal, es curioso el ingenio este para hacer salvar los desniveles al canal sin que se vea mermada su capacidad de navegación. Sin duda, es un acueducto sin más, quizá con más caudal que el de Segovia por ejemplo o el de la Acequia del Arcs que tenemos en Manises, pero la idea es la misma. Le saco alguna foto con el móvil. Luego, etapas más adelante me encontraré unos cuantos puentes más de estos y por supuesto incluso alguno más espectacular que este.


15:37 Me paro a tomar un cortado en el Auberge La Poule a Velo, que supongo que todos los que habréis pasado por aquí conoceréis. Es chulo y curioso; situado al mismo borde del Canal aprovechado la caseta de la Esclusa de Saint Christophe. Tomo fotos con el móvil porque no tengo batería en la cámara.

El tiempo hoy sigue respetándome el día, aunque a ratos nublado hace algo de sol, pero debí traer repuestos de culo y cabeza que hoy ambos me duelen y algo la pierna izquierda también, es por eso que creo que hoy voy más lento, me canso más pronto. Los dolores del culo y de la pierna intuyo que son por culpa del sillín. Cuando lo coloqué bien apretado en Bazas, seguramente varié algo la inclinación del mismo y mi cuerpo, más que mi ojo, lo están notando.

La idea era llegar hoy a Moissac pero ya a estas horas, me lo veo algo difícil.

A medida que avanza la tarde me encuentro mucho mejor. Al pasar por Valence d'Agen me seduce el nombre y lo que leo en la información de turismo que hay en un panel junto al puente que da acceso a la villa y allá que voy.

Cuando entro son las cinco y media, procuro por mis medios localizar la oficina de turismo, como no lo consigo, hago lo de siempre, ir a una cafetería, tomar una Coca-Cola para reponer y/o refrescar  y preguntar. De este modo, rápidamente localizo la oficina y a la puerta un matrimonio mayor de cicloturistas daneses que saben ya donde está el camping y que se ofrecen a acompañarme, no obstante entro en la oficina para recabar más información de la villa, me entero de donde está el camping y de que en el Café L'indutrial hay wifi gratis.

El camping municipal que esta genial, 6 euros, a la otra orilla del río, montar tienda, ducha y al café a cenar y a conectarme esta vez gratis.

Con la bici emprendo el camino del centro de la ciudad, el tiempo vuelve a hacer de la suyas, tanto que justito me permite entrar en la terraza porticada del café y empieza a diluviar. Desmonto la bici y la pongo a mi lado en una mesa del interior del local, por cierto decorado con buen gusto y por cierto también con poquísima clientela.

Ceno copiosamente, escribo nota en el foro con el ultra portátil y mientras tanto, fuera sigue diluviando para no variar.

A la vuelta al camping pongo el móvil a cargar en los servicios y me encuentro allí con una chica de Gilet acampada en un bungalow porque el marido trabaja en la central nuclear que se ve al cruzar el puente a la salida de la ciudad. Me ofrece un capuchino y hablamos un rato.

Aquí en el camping me he vuelto a encontrar a Patxi y a su mujer, la pareja de Vizcaya a la que les invité a participar en Rodadas.net. Ha sido un buen día a pesar de no tener casi fotos porque se me agotó la batería de la cámara.
Las fotos de la jornada

Rodando por Francia 8ª Etapa

23 de julio de 2011
Valence d’Agen – Toulouse   98,89 km.




Hoy el tiempo sí que me ha acompañado, pero solo el tiempo, porque a pesar de ser sábado, el Canal del Garona estaba desierto de cicloturistas, de ciclistas, de barcos, hoy es el día que he visto menos gente en el Canal.
He paseado un rato por Moissac, aunque no me decidí a entrar en su famoso claustro. ¿Dónde dejo la bici? No me atreví, lo dejé para otra ocasión, pero tomé un generoso café con leche en una cafetería delante mismo de la iglesia con la portada tan interesante. Una vuelta por la ciudad, llena de gente por ser día de mercado.

Al pasar por el puerto de Montech, primero me encuentro con un ciclista de paseo con una curiosa bici y después, en el mismo puente un extraño cachivache gigantesco que no acabé de averiguar para qué servía, dado que el puerto estaba desierto.

La ciudad de Toulouse es grandiosa y el centro rabioso de juventud. Me pareció una ciudad muy cosmopolita, especialmente joven, vaya llena de juventud por todas partes, sobretodo en la plaza del Capitol (creo, es donde estaban los edificios públicos más grandiosos). La plaza estaba a rebosar de juventud con algún disfraz celebrando no se qué, pero desde luego con mucha alegría.

Me costó mucho encontrar la oficina de turismo, pero debo reconocer que la rodada por la ciudad fue bastante segura, primero porque el carril del bus está compartido y bien señalizado con los ciclistas, francamente te respetan mucho y segundo, porque siguiendo el canal que cruza la ciudad, sales de ella sin ningún problema. Pero claro, todo esto primero hay que averiguarlo para que resulte así de fácil, y fue eso precisamente, el averiguarlo, lo que me resultó tan costoso. Cuando ya tomé la decisión de hacer marcha atrás para buscar el camping, bajé hasta el rio donde mogollón de gente disfrutaba de los últimos rayos de sol. Apenas unos minutos y después a buscar el camping.

La etapa de hoy Valence d’Agen - Toulouse ha sido bastante rápida a pesar de larga, creo que la que  más hasta ahora 98,89 kilómetros, porque cuento los tres  cuatro de dar vueltas por la ciudad de Toulouse buscado la oficina de turismo y alojamiento y la vuelta atrás que he tenido que deshacer  unos cuatro o cinco kilómetros para venir hasta el camping Le Pruné, porque es el  único que hay en Toulouse, y el caso es que al pasar lo he visto y... no me he parado.

Hoy  me despido ya del Canal del  Garone, mañana inicio el del Midi.

Rodando por Francia 9ª Etapa

24 de julio de 2011
Toulouse –  Castelnaudary  78,80 km.

14:52 Me paro en la zona de descanso de la esclusa de Gardouch, poco después de la de Laval. Es un  pequeño puerto con algunos barcos y zona de baños. Hasta ahora el girasol estaba siendo el cultivo más extendido, pero ya desde hoy se ven otros tipos de cultivo por lo general en invernaderos (ciruelas, manzanas, kiwis). El día, estaba tan nublado que hasta los girasoles estaban cabizbajos.




Hoy salí también tarde, llovía esta mañana en  el camping de Le Pruné y no he podido levantar el campamento hasta pasadas las nueve, tampoco se podía tomar café allí, la cafetería a pesar de la hora tan  tardía permanecía cerrada.
Salgo hacia Toulouse con la idea de desayunar en alguna cafetería. Pero primero debo decidir si la cruzo siguiendo el Canal o por arriba. Por el Canal es mucho más seguro y radicalmente más seguro, pero por la profundidad de la senda paralela al agua no se ven las posibles cafeterías de la calle y en cambio por arriba, la ciudad en esta parte no tiene mucho encanto y el tráfico por lo mojado de la calzada resulta algo peligroso.

Como la prioridad es desayunar, cruzo toda la ciudad por la calzada paralela al canal y vaya que sí, cruzo absolutamente toda la ciudad bajo una molesta llovizna y ninguna cafetería a la vista abierta. Pasando por la Gare de Toulouse, veo un hotel con cafetería y terraza abiertas, allí que me dirijo pero fiasco, no estaba abierta, tan sólo puestas las mesas. Me adentro justo ahí mismo un poco en la ciudad, es una calle llena de hoteles (a buenas horas), pastelerías y por supuesto cafeterías. A unos metros del hotel Ibis, una cafetería con un toldo y unas mesitas, sólo queda una libre que no tardo en ocupar. Entro, pido café con leche extra grande (2,90 €). Mientras me sirven el café con leche, la camarera me trae al mismo tiempo un gps como el mío. Vaya, resulta que era el mío que lo dejé olvidado en la barra mientras pedía. Uf, menos mal que siempre hay gente buena. Esta acción y el propio café con leche me reconfortan sobremanera. Hago un poco de tiempo porque llovizna mirando la fauna urbana que pasa por la acera. Sin duda Toulouse es una ciudad cosmopolita.
La salida de Toulouse hacia el Canal del Midi es más bonita y cuidada que la entrada por el canal del Garona, muy sucio y entre polígonos industriales y una autopista de mucho tráfico. En esta salida mucha gente haciendo deporte, andado o en bicicleta y de vez en cuando me cruzo con algún cicloturista, pero eso sí todos con chubasquero y el resto paraguas.

Hoy me ha vuelto a aparecer el dolor de cabeza, voy sin casco  porque parece que eso algo me alivia y hago abundantes paradas.
En la esclusa de Laval que es doble me he parado a ver pasar el Claudine un barco grandote que cabía justito entre las dos compuertas. De esta operación y de algunas cosas más hago unos segundos de video con la cámara de fotos.

Pues llego a Castelnaudary. Chispea para variar. El camping municipal no está en el centro que digamos, está junto a las instalaciones deportivas municipales, todo muy verde y tranquilo, el camping 5,90 euros y los servicios impecables, aunque no tiene cafetería ni tienda, todo hay que venir a la Ville, de calles algo empinaditas para subirlas con la bici tras la ruta, pero seguro que la "Cassoulette" lo merece ya que esta es la cuna de este plato. La voy a probar en el Rte. D'isa.

No es por desmitificar pero 16 euros por una cazuelita con alubias blancas, un muslito de pato y una pequeña pieza de embutido. Ya les vale, ¡anda que no hay platos con alubias, faves i fesols en  nuestro país! No he podido evitar acordarme con emoción de una buena lata de fabada Litoral calentada velozmente en el microondas cuando llegas con poco tiempo a casa a comer. Pero, vale, estaba buena la Cassoulette.
Hoy no pongo nota en el foro, tengo casi agotado el bono roaming ese y quiero reservar algo por si necesitara con urgencia conectarme.

Me acuesto, está todo muy húmedo, hace unos instantes diluviaba, pero antes de meterme en la tienda miré hacia el horizonte español, las nubes dejan una rendija por la que se cuela un tenue y rojizo trazo rojo, es el sol que se esconde, al menos en esta fría tarde he podido ver el sol, será una señal, quizá me esté esperando el sol en el Mediterráneo para cuando llegue pasado mañana, quizás, es posible, quiero pensarlo así, ahora instantes antes de dormirme. (Cuando llegué al Grau d’Agde me acordé de lo equivocado que estaba).
Las fotos de la Jornada

Rodando por Francia 10ª Etapa


25 de julio de 2011
Castelnaudary –  Trèbes  60,30 km.

10:18 Desayuno sentado en la terracita cubierta de una cafetería en Castelnaudary, frente al mercado de los lunes y justito al lado del Mairie. Pese a la persistente lluvia el mercadillo está muy concurrido. Desayuno café con leche y croissant (3,40€), mientras veo pasar a la gente, incluso cicloturistas que como yo se han hecho el ánimo de salir a pesar de la lluvia que a ratos es fuerte. La predicción del tiempo que vi ayer en la pantalla gigante del comedor del camping daba eso, lluvias constantes.

Hoy el día se está haciendo durillo por la lluvia que insiste. Primero me refugio en una pequeña pérgola de jardín delante de la esclusa de Le Guerre, estoy muy mojado y la cámara está a buen recaudo dentro de la bolsa cutre de manillar que llevo y ésta a su vez envuelta en una bolsa de plástico. No tengo ganas de deshacer todo el hatillo y paso de hacer foto. El lugar en el que me refugio es ciertamente cutre, una pergolita barata de las de Leroi Merlín, en cuyo recinto veo de todo: un sillón de mimbre en ruina total, una silla tumbona de playa con una almohada raída, zapatillas y macetas hechas con botes, eso sí, alrededor un gran y frondoso seto de plantas verdes que le proporcionan una gran intimidad.

Poco después busco resguardo de la lluvia debajo de un techado enorme para maquinaria agrícola y más tarde, cerca de las dos, pasando por un  pequeño puerto desierto, veo estacionadas muchas bicis con alforjas pero ningún ciclista a la vista. Oigo voces debajo, a ras de canal. Me asomo a una estructura de hormigón por debajo del nivel del canal, es un lavadero de ropa para la gente de los barcos supongo. ¡Qué ingenioso! Lavar sin agacharse. Hay tres familias (cicloturistas) completas con niños  que se han refugiado para comer. Los críos van y vienen, están inquietos y con ganas de subirse a sus bicis. Poco a poco se van todos. La lluvia persiste. Aprovecho que pasa un barco para fotografiarlo a ras de agua con una florecilla amarilla cuyas raíces están en el fondo del canal.

Sigo hasta Carcassonne. Es también una gran ciudad que no puedo disfrutar mucho, la lluvia no me abandona, pero aún así doy una vuelta por sus calles con la bici cargada y el sempiterno traje de lluvia.

Me paro en una de las puertas de la muralla y justo al lado hay una cafetería con terraza cubierta que es lo que quiero para no perder de vista la bici. Es curiosa la cafetería, está dedicada en exclusiva a la Escudería Ferrari, incluso hay a la puerta un monigote de plástico con la figura a tamaño natural de un piloto, debe ser alguien famoso por aquí porque los turistas se hacen fotos con él. Y a mí, no sé porqué, pero no me viene en gana sacarle foto alguna.

Podría quedarme por aquí, pero no me apetece dar vueltas por estas calles llenas de tráfico persiguiendo un camping que no tengo ni idea por donde debe parar.

Prefiero seguir adelante, a menos de quince kilómetros está Trèbez, junto al mismo canal y seguro que tienen camping. Además, a quién voy a engañar, prefiero los pueblos pequeños a las grandes ciudades.

Hartura ya de decirlo, pero la lluvia me sigue acompañando, paso por una esclusa cuádruple. Aquí sí que hay gran cantidad de tráfico de barcos. Hago alguna foto y un minuto de video y sigo.

A cinco kilómetros de Trèbez me paro en la esclusa a charlar un rato con el operario, me dice que el mal tiempo se está notando pero que lo peor es la crisis, hay muchísimo menos barcos navegando que otros años. Cosa de la crisis,-insiste.  Y aprovechamos el momento para chapurreando arreglar el mundo, mucho egoísmo y poca solidaridad, es nuestra común conclusión.

Sigo y llego a Trèbez, es un pueblin pequeño que lo cruza una carretera nacional que debe darle bastante vidilla. El camping, “A l'Ombre des Micocouliers “ es bastante grande y acogedor. Como todos, éste también está lleno pero no hay problema para una plaza como la mía. (Tienda y una persona 12,40 €).

Lo primero que hago antes de ir a buscar mi plaza es preguntar por una manguera y poder librar de la costra de barro que tienen la Nana y las alforjas.

Llueve y venturrea a placer mientras monto la tienda, como lo seguirá haciendo a lo largo de la noche. Ceno estupendamente, una especie de pizza pero cuya base es una rebanada gigante de pan, está bueno. Eso, cerveza y un café con leche 12,90€. Mientras ceno en el restaurante del camping, veo las noticias en una pantalla gigante que tienen instalada allí dentro. Hay bastante gente, pero el servicio es rápido y agradable.

En este camping es en el único que tuve un pequeño percance, una tontería de niños supongo, puesto que aquí me robaron el cargador de pilas del gps. Supongo que sería una chiquillada de alguno de los niños de un numeroso grupo que estaban acampados en el mismo camping. Hasta ahora no me había faltado nunca nada. En este camping me encontré con una familia de Murcia que viajaban en una autocaravana prestada, una ocasión más para charlar un rato fluidamente sin señas ni gestos que apoyen el chapurreo.
Las fotos de la Jornada

Rodando por Francia 11ª Etapa

26 de julio de 2011
Trèbes – Capestang  77,82 km.



Me paro debajo de un  puente al pasar Argens Minervoise, me refugio un ratito más de la lluvia. ¡Qué hartura de rodar por el barrizal de la estrecha senda bajo la lluvia, y así desde que salí esta mañana de Trèbes!

Desde luego no me cruzo con mucha gente, pero justo antes del puente hay un numeroso grupo familiar que espero que pase para grabarlos en video. Son un buen grupo familiar con niños que van encantados de tamaña aventura.

Creo que no voy a tomar el Canal de La Robine, sino que voy a continuar por el Canal del Midi hasta el final y luego ya tomaré tren y a casa.

Las moscas aquí debajo del puente están inaguantables, por unos instantes veo un pedazo azul de cielo, no creo que sea un espejismo. Es cierto, es un pedacito de cielo azul… pero no tardarán  nada los nubarrones en taparlo.

Entro en el puerto de Menervac en Minervois, debe estar al lado de Le somail. Entro en un coqueto restaurante y me siento debajo de unas moreras enanas de las que cuelgan ristras de bombillas de colores que están encendidas. Me tomo un  café con leche (3 euros). Son las 15:51.

20:36, en el café de la Paix en Capestang. Definitivamente seguí un impulso y decidí acabar el Canal del Midi en Agde. Fue pasar el Port de La Robine y mejorar enormemente el tiempo.  Las  nubes negrotas se apartan y dejan pasar unos rayos de sol que me reconfortan después de todos los días pasados de lluvia.

La rodada ha sido relativamente larga. Desde el puerto de la Robine hasta este pueblo que dista algo más de 20 kilómetros  no hay prácticamente nada a lo sumo un pueblin del que casi sin darte cuenta pasas de largo.

Me alojo en el campin Le Tunel (6 euros). Está completo y me han  colocado en un rincón cerca de los sanitarios, pero estoy bien. Es el primer día que monto con tranquilidad la tienda, parece que de momento no va a llover, incluso me ha dado tiempo a lavar las alforjas y la bici que esta mañana nos hemos llevado puestos casi todo el barro de las senda, y digo sendas que a veces casi ni llegan a serlo. Esta parte, la del Midi no tiene nada que ver con el del Garonne, o allí se han pasado en lujos o aquí todavía no han empezado a habilitarlo.



Capestang es un pueblin lleno de rincones para pasear. Una placita coquetamente iluminada y concurrida de gente por estar en ella tal vez los bares más populares, añadiendo a ello q allí mismo está la imponente iglesia muy buen iluminada con una luz amarillenta que realza aún más su interesante volumen arquitectónico.

En la mesa de al lado mientras  ceno, hay cuatro señoras (tirando a muy mayores), españolas en Francia desde que era  mozas, son de Murcia y Alicante. Charlamos. Se las ve felices pero con nostalgia. A una de ellas ya no le queda nadie aquí, pero tampoco en España, las demás, tienen una colección de hijos y nietos increíbles.  Salen, dicen, todas las noches en verano al café, a ver pasar a la gente y de paso la vida, pero que dentro de un rato se van a casa a ver el canal internacional de la Televisión Española hasta la una o las dos y que muchas veces se quedan dormidas cara la tele... hay cosas que son iguales vayas donde vayas.
Las fotos de la Jornada

Rodando por Francia 12ª Etapa

27 de julio de 2011
Capestang -  Agde  55,05 km.


17:53 En el tren desde Agde a  Portbou con transbordo en Perpiñán. Después allí ya veremos, digo yo que algún tren habrá a Barcelona.

Ayer tarde y por la noche cuando cenaba en la placita de Capestang, todo hacía pensar que hoy sería un  radiante día de sol. Y no, nada más parecido a la realidad. Ya por la noche volvió a llover intensamente. Hasta las ocho y media no he podido levantar el campamento, desayuné en la  misma placita y el miso café en el que cené anoche. Café con leche dos bollos rellenos con algo de chocolate. Algunos rayitos de sol que se escapan de entre las nubes me alegran un poquito la mañana.

Como me ha llamado mucho la pasión que sienten los franceses por las flores y las plantas en general, antes de salir de Capestang le he hecho una foto  a una floristería, que viene siendo algo así como el comercio que no puede faltar en ninguna villa francesa que se precie.

En Beziers, un festival de barcos y de gente, vaya, casi todos los que estos días pasados  no he visto, están todos aquí.

Como decía, el día volvió a estar rematadamente pasado por agua, menos mal que desde El Port de Beziers hasta la cercanía de Agde, o bueno quizá no tan cerca, la pista está excelentemente asfaltada, pero después, hasta casi el inicio de la ciudad, la pista estaba embarrada, enarenada y vaya intransitable y seguía lloviendo. No me explico como los de la empresa  Le Boat (a la que pertenecen la mayoría de barcos de alquiler que navegan por el Canal, tenga su base principal en un sitio tan feo como este.

Llego al final del viaje, las grandes piedras del malecón del puerto resbalan mogollón, arrecia el viento y la lluvia, foto rápida, unos segundos de video y marcha atrás a comer una fuente de sepia a la plancha, ensalada y una cerveza de palmo. El chiringuito está encima  mismo del agua junto a la pared del puerto.

Llueve de forma exagerada, desisto de buscar camping  ni alojamiento alguno, estoy harto de lluvia y me voy raudo a la Gare d'Agde, lo que sea le digo a la señorita que venda billetes y que no entiende ni papa de español me muestra la pantalla, ese, le digo y ahora estoy escribiendo estas notas en el tren ese que me llevará a Perpiñán, donde tengo que cambiar de tren y buscar uno que me llevará a Portbou. Por cierto, veo el mar por la ventanilla izquierda del tren  por la de la derecha entra un sol de que te cagas. ¡Qué paradojas!

En Perpiñán  cambio de tren en unos minutos a PortBou, la policía  nacional pide el DNI o pasaporte en la misma puerta de la estación. Siete minutos después sale el Media Distancia de Renfe que me llevará en un par de horas hasta Barcelona y a la una de la madrugada sale el bus para Valencia desde la estación Barcelona-Nord.

Llego sobre las cinco quince a la estación de Valencia, monto la bicicleta, no tengo prisa ya por llegar a casa para no molestar el sueño de la familia con mi llegada. Ruedo con tranquilidad paralelo al viejo cauce del Turia, convertido actualmente en frondoso espacio de deporte y paseo.

El tiempo ya es muy diferente, temperatura y humedad que me son ya muy familiares. Es de noche todavía. Cruzo Mislata y Quart de Poblet exactamente igual de desiertas aunque el día ya va clareando. Sé que  nada más entrar en  Manises, hay un bar que abre muy temprano, decido hacer allí algo más de tiempo y tomarme el primer cortado con leche natural, aunque me consta que en este bar, los cortados no son una exquisitez.

Me siento en la terraza para tomarme el cortado y fumar la última pipa del viaje, con la paz y la serenidad  necesarias; pero no es posible a pesar de que en el cielo no hay nubes y parece que el sol va a ser espléndido. Un pesado que no me conoce de nada se empeña en darme la tabarra con tonterías y cosas de las que apenas le entiendo nada y eso que aparentemente habla español, lo único que me quedó claro es que el tipo se llamaba Quintanilla y que hizo la mili con muchos de Manises.

Suenan las siete de la mañana en  el campanario de San  Juan  Bautista mientras meto la llave en la cerradura, oigo el despertador de mi mujer, genial justo a tiempo,

El resto, dormir bastantes horas y la ingrata labor de deshacer alforjas, lavar y orear la tienda de campaña y de la bici… ¡ay la pobre Nana!, qué sucia está y especialmente falta de reglaje y engrase. En la soledad de la madrugada valenciana, chirriaba como quejándose, no sé si de ganas de ir a la penúltima habitación del pasillo a mano izquierda a contarle  nuestras cosas a la Chica o justo lo contrario, volver atrás y seguir viaje... Yo... Yo, al menos hoy quiero llegar, mañana ya veremos, porque este sueño… este sueño ya se ha cumplido.
Las fotos de la Jornada

Mi ruta de Don Quijote - Etapa previa


Domingo 14 de octubre de 2012, 13:15 Definitivamente abren el acceso al tren (Alaris Valencia-Alcázar de San Juan). Ya llevaba yo algunos minutos con los bártulos preparados, la bici plegada y en su funda y las cuatro alforjas junto a ella. Dado que hay gente que lleva maletas que abultan mucho más que mis bártulos creo que va a ser verdad eso de que no hay ningún problema en acceder al tren con la bici. Abren, cargo todos los trastos parezco un sherpa, paso el control y el chico me entrega un botecito de plástico que contienen unos auriculares que de peor calidad ya no pueden ser.

Mi coche está al final del andén, me cuesta llegar tan cargado pero lo consigo y acomodo la bici y las alforjas en el espacio reservado para maletas a la entrada del tren y busco mi asiento. Una pena lo mal que están ya estos trenes que a no hacer tanto tiempo fueron el “no va más” de Renfe, pero tengo suerte, el tren va prácticamente vacío y la chica que está sentada a mi lado decide cambiarse a un sitio más amplio, cosa que sin decirle nada le agradezco profundamente porque la chica resultaba un pelín abusona en lo que toca a usurpar espacio de asiento ajeno.

El viaje resultará bastante rápido y cómodo, apenas dos horas y media pero ya, cerca de Alcázar de San Juan aún luce un esplendido sol pero ya veo que los árboles tienen un notorio vaivén que me preocupa. Hace presencia nuestro compañero jamás invitado, el viento que será ya definitivamente manifiesto a la salida de la estación.

La fachada de la estación es chula, hay bastante complejo ferroviario alrededor, sin duda otros tiempos de más gloria vivieron estas instalaciones. A la puerta hay un monumento al ferroviario, le hago foto cuando vuelvo a pasar por allí a la noche después de cenar.

Con la bici ya montada, emprendo rodada suave en bajada hacia la plaza de España, donde tomaré el que será el primer cortadito con leche natural de la ruta. Definitivamente hace viento y fresquito y el sol se va escondiendo con resignación tras una maraña de nubes blancas que acabarán cubriendo todo el cielo. El camarero del local me facilita un plano callejero de  la ciudad, localizo el Hostal Har Numancia en el que pienso alojarme. 28 euros la habitación, sencillo, limpio y muy, pero que muy tranquilo, estoy totalmente solo en el hostal, no está ni el encargado.

A eso de las siete y pico de la tarde salgo a callejear la ciudad, pero reconozco que no apetece en absoluto, hace un tiempo desapacible, vientecillo, algo de frio y además llovizna. Empiezo a pensar en el barrillo de los caminos y no me complace en absoluto aunque pienso que siempre tendré la alternativa de chalequito fosfi y carretera. Callejeo, la ciudad es amplia con calles muy tranquilas y limpias. Me llama la atención la poca cantidad de edificio altos que hay y el trazado enrevesado que tiene.  Naturalmente las referencias cervantinas y particularmente quijotescas son inevitables en el nombre de establecimientos, en la toponimia y naturalmente en monumentos.

Me llama la atención que bastantes calles tengan una explicación del nombre rotulada en muralitos de azulejos.

Me paso por la Parroquia de Santa Quitaría (santa de feliz recuerdo), en ella se encuentra la Virgen del Rosario, patrona de esta ciudad y que casualmente es la santa del día en el que nació mi padre. Inevitablemente, tengo un especial recuerdo para él, estoy un rato con él, pienso en él, rezo con él, hoy hace dos meses justos que ya no está con nosotros.

Callejeo un poco más y busco un sitio para cenar. El local y el menú no merecen especial atención, pero por precio y por hambre (9,50 euros) no me vino nada mal. Raudo al hostal, ya no tengo más ganas de callejear. El hostal, ahora sí, compruebo que está totalmente desierto. Veo las noticias, especial énfasis al austríaco que ha superado la barrera del sonido en caída libre. ¡Qué bruto! Estaba convencido de que el tipo se mataría, pero no… el tío ha hecho un aterrizaje que parece de película de James Bond, sin duda, tanta eficacia, tanta seguridad, tanta tranquilidad me mosquea, escéptico que es uno.

Tomo estas notas que quizá publique o no, paso las pocas fotos que he tomado al ordenador a ver si consigo en esta ruta no montar los líos de fotos y notas que amontono siempre.